Los expertos compararon la erupción islandesa con las tres erupciones recientes en el país (en 2021, 2022 y en julio pasado) y confirmaron las predicciones de que los flujos de lava no causarían daños significativos ni siquiera a las infraestructuras ni a los residentes.

 La erupción de este volcán es de tipo "fisura", más que de un solo cono, y su longitud es de casi cuatro kilómetros. Se encuentra situada en la península de Reykjanes, al suroeste del país, a unos cuatro kilómetros de la localidad Grindavik, el municipio poblado más próximo al lugar donde se están produciendo las erupciones.

 Un modelo de previsión utilizado por la organización islandesa calculó hasta dónde llegaría el flujo de lava si se mantuviera la intensidad actual hasta el 25 de diciembre, y lo comparó con lo ocurrido en 2021, 2022 y el pasado julio.

 “Los científicos que han volado sobre los cráteres confirman que ya no hay actividad eruptiva visible y que los cráteres parecen haberse extinguido, aunque todavía se pueden ver cenizas en el lecho de lava”, informó el último boletín de la Oficina Meteorológica de Islandia (IMO, por sus siglas en inglés). 

 EFE. (2023, diciembre 21)