El 25 de agosto de 1825, la Sala de Representantes, reunida en la Florida, proclamó la Declaratoria de la Independencia de la Provincia Oriental de todo poder extranjero y su unión a las Provincias Unidas del Río de la Plata. 

“Declara… Libre e independiente a la Provincia Oriental, no solo del rey de Portugal y del emperador del Brasil, sino también de cualquier otro poder del universo y con amplio y pleno poder para darse la forma de gobierno que en uso y ejercicio de su soberanía estime conveniente”. 

 El antecedente más importante fue el levantamiento oriental contra el ejército brasileño que ocupaba la Provincia Oriental desde 1820. Este movimiento revolucionario se había iniciado el 19 de abril de 1825 al producirse el “Desembarco de los Treinta y Tres Orientales” al mando de Juan Antonio Lavalleja. A la lucha se unieron distintos caudillos, entre los que se destaca Fructuoso Rivera, que hasta ese momento colaboraba con el ejército brasileño. 

LAS 3 LEYES FUNDAMENTALES:

  Los diputados Carlos Anaya y Luis E. Pérez elaboraron los proyectos de ley que fueron aprobados el 25 de agosto donde se decretaron las tres leyes fundamentales:

1. Independencia: Anulaba la incorporación de Brasil y donde se declaraba independiente de "cualquier poder del Universo", lo que no incluía a las Provincias Unidas del Rio de la Plata, que eran nuestra patria.

2. Unión: Formaba parte de las Provincias Unidas del Rio de la Plata.

3. Pabellón Nacional: Esta ley respondía a la necesidad jurídica y política de afirmar la institucionalidad del movimiento revolucionario para asegurar su incorporación a las Provincias Unidas. Oficializó la bandera tricolor creada por los 33 Orientales con sus clásicos colores blanco, azul y rojo; donde el blanco simbolizaba la República, el azul la grandeza y el rojo toda la sangre derramada por la libertad y la independencia.

LOS HISTORIADORES INTERPRETAN LAS LEYES:

 El historiador José Pedro Barrán distingue dos tesis predominantes en nuestra historiografía, una de ellas es la “nacionalista” y la otra la “unionista”. La primera, en la que enmarca a los historiadores Juan Pivel Devoto y Pablo Blanco Acevedo, sostiene que la independencia fue consecuencia de la voluntad y sentimiento nacional, que ya se manifestaba en la aprobación de las leyes de la Florida. Y la segunda, la tesis unionista, en la que ubica a Eduardo Acevedo y Ariosto González, entre otros, plantea que la “ley de unión” implicaría el deseo oriental de incorporase a las Provincias Unidas para lograr la liberación de España, Portugal y Brasil en el seno del antiguo virreinato. Pero los acontecimientos posteriores habrían desvirtuado esta intención. 

 Barrán también sostiene una posición que considera las intenciones de los distintos grupos sociales que constituían la sociedad oriental en el período 1825-1828 y en este último año se firmó la Convención Preliminar de Paz el 27 de agosto de 1828, donde la idea principal de que la Provincia Oriental debía ser independiente se remarcó aún más y fue así que con los acuerdos entre las Provincias Unidas, Brasil y Gran Bretaña se realizó la Jura de la Constitución el 18 de julio de 1830.